Territorio comunitario, ancestral, sagrado y educativo de los Pueblos Originarios. Desembocadura del Arroyo Garín en el Canal Villanueva, Partido de Tigre, Provincia de Buenos Aires. Humedales continentales del río Luján.
La Comunidad Indígena Punta Querandí vivió una auténtica fiesta el domingo 23 de febrero en el territorio ubicado en la desembocadura del Arroyo Garín, en Dique Luján. En un acto cargado de emoción se anunció el acuerdo con el Municipio de Tigre por el cual se garantiza su derecho a la propiedad comunitaria logrando una victoria frente a la desarrolladora inmobiliaria EIDICO.
Cobertura fotográfica de Leo Crovetto y Omar Bogado
El escenario para dar esta esperada noticia fue la apertura de la Maloka, una construcción utilizada ancestralmente en la región por comunidades guaraníes y chanás. Acontecimiento que coincidió con la celebración por una década del inicio del “acampe”, la primera gran resistencia ante el intento del empresario Jorge O’Reilly por desaparecer el territorio sagrado y arqueológico en el límite de Tigre y Escobar.
El acuerdo con el intendente Julio Zamora fue recibido con un gran aplauso por más de un centenar de personas: “Sabíamos que con la fuerza de nuestros ancestros el objetivo se iba a concretar”, expresaron desde Punta Querandí.
Antes de dar por inaugurada la Maloka, una construcción de paja brava que llevó casi dos años de trabajos, se realizó una pequeña ceremonia guiada por integrantes del Consejo de Ancianos (Reinaldo Roa y Santiago Chara) y del Consejo de Mujeres (Jésica Zalazar y Rosiene Bissoni) de Punta Querandí.
El paso siguiente fue compartir el almuerzo y un festival con hombres y mujeres artistas de una gran calidad: ellxs fueron Ezequiel Sotelo, Dani de la Isla, Hernán Roldán, Luis el Misionero, la pareja Rocío y Enzo, y Juan Navarro. Música intercalada con una extensa lista de oradores y oradoras que dieron su impronta a la celebración representando los distintos sectores que fueron parte activa del acompañamiento de la lucha.
Alfredo More, vecino de Don Torcuato y miembro de la Comisión de Derechos Humanos Pancho Soares de Tigre, tomó el micrófono para destacar: “Cuando vine hace diez años atrás había solamente carpas y una casillita de madera donde nos resguardábamos del viento. Para mí es muy emocionante, al principio nadie daba absolutamente nada por este emprendimiento de lucha y al final se pudo concretar”.
A partir de 2013 cuando asumió como concejal por el Frente para la Victoria, Federico Ugo fue uno de los aliados de la lucha. Al respecto, el actual subsecretario provincial de Economía Popular manifestó que la perseverancia es la clave: “Todos y todas los que estamos acá hemos pasado por cientos de fracasos y de derrotas y a pesar de eso nos levantamos, volvimos a pelear y fruto de eso construimos estas victorias”.
Adriana Anzolín es representante de la Red de Organizaciones y Vecinos de la Cuenca del Rio Luján: “Los ambientalistas tenemos claro que si alguien ha protegido la naturaleza son los pueblos originarios”, señaló. “Hay una frase: si se mueven los de abajo, se caen los de arriba. Y la verdad que en este lugar se han movido mucho los de abajo. En una lucha totalmente desigual, David contra Goliat, con este señor O’Reilly que lo conocemos bien y lamentablemente no hemos podido lograr en otros casos el mismo éxito que se logró en este lugar”, resaltó Adriana.
Martín Nunziata vive en el Delta tigrense desde hace 42 años y es un histórico batallador en defensa de la naturaleza: “Esto es un triunfo histórico, porque si ustedes lo ven con un dron, van a ver que está rodeado de barrios privados. Esta es una resistencia muy especial, muy particular. El ejemplo de Punta Querandí es gigantesco”.
Los pobladores históricos cercanos al territorio comunitario estuvieron representados a través de las voces de Alejandra Ramírez y su hijo Eduardo Duarte, familia que vive a 200 metros de Punta Querandí.
Edu rememoró: “Nos empezamos a sumar de a poco, nos enteramos de que había cementerios indígenas aparte de que el country quería agarrarse las tierras. Empezamos a ir a las marchas, a las charlas de escuelas, hemos hecho visitas guiadas por acá”. Por su parte, su madre Alejandra agregó: “En carpas toleraron tormentas fuertes, vientos. Y yo con miedo porque mis hijos eran chiquitos y estaban con ellos cuando la empresa quería avasallar con las máquinas. Esto fue una lucha constante de muchos años”.
Jakeline Mariaka Antezana tiene un vínculo especial con Punta Querandí, afianzado cuando despidió las cenizas de su bebita Uma, fallecida por un cáncer fulminante que se la arrebató de este plano. Hoy, nuevamente embarazada, señaló: “Estamos muy felices, esto es el resultado de tanta resistencia, diez años poniendo el hombro, esto significa la perseverancia, el amor, el respeto a los ancestros y a la Pachamama”.
Otro militante de causa indígena que habló fue Darío Juárez, de la Comunidad Urbana Guaraní ‘Mboe’hara Jasy Rendy’ de José C. Paz, quien rememoró anécdotas del “acampe” y recordó que el objetivo siempre fue “hablar de la Buenos Aires indígena, de la que se sabe poco, siempre se habla de Paraguay o de Misiones. Y con este triunfo de Punta Querandí podemos seguir afirmando que Buenos Aires es, fue y va a seguir siendo territorio indígena”.
Siguiendo con las voces de los Pueblos Originarios, Mayra Juárez, vecina de Moreno de raíces avá guaraí y kolla, manifestó: “Vine a Punta Querandí en el 2012 siendo estudiante y desconociendo mis raíces pese a ser muy visibles. Y aquí me ayudaron a encontrar esta identidad indígena que hoy reivindico”.
Sandra Janet Espinosa fue testigo de una etapa donde cada domingo se realizaban caminatas desde Ingeniero Maschwitz hasta Punta Querandí. “Cuando me enteré no pude evitar llorar, es un golpe de esperanza para seguir luchando porque queda mucho por hacer”, expresó Sandra, que en 2009 dictaba un taller de “arte aborigen” en el Merendero Madre Teresa de Punta Canal y actualmente es responsable del Centro Cultural Am-Tema de Villa Ñata.
“Punta Querandí abrió camino para nosotros, nos compartieron su experiencia y nos apoyaron para que podamos lograr objetivos. Han sido un sostén, un apoyo y un ejemplo”, señaló Julia Marconi de la Asamblea en defensa de los humedales de Dique Luján y La Ñata, que a fines de 2019 logró la aprobación de una ordenanza que declara Área de Preservación Ambiental cientos de hectáreas codiciadas por el negocio inmobiliario.
Pilar Cebey, habitante del barrio Villa Irsa a metros del arroyo Sarandí, cerca del límite con La Ñata, subrayó: “Punta Querandí agregó a las personas que formábamos parte de las organizaciones ambientalistas en Tigre el componente de lo ancestral, que no lo teníamos presente, eso se sumó a nuestra cosmovisión y es muy importante”.
UNA DÉCADA DE RESISTENCIA
Punta Querandí es una comunidad indígena pluriétnica enclavada entre los barrios privados, en una zona ancestralmente habitada por querandíes, chanás y guaraníes. Desde los ’90, la región fue invadida por la construcción de grandes complejos de countries náuticos que arrasaron miles de hectáreas de humedales y generaron un aumento de las inundaciones, el desplazamiento de pobladores históricos y la devastación de cementerios originarios anteriores a la conquista europea.
Entre las próximas apuestas se encuentra avanzar en una organización que garantice los derechos de los pueblos indígenas en Tigre y distritos vecinos, la reivindicación de los idiomas originarios y profundizar el trabajo educativo en las escuelas de la región para promover el orgullo por las raíces ancestrales.